30 años de la Udelar en Tacuarembó
Treinta años de presencia de la UDELAR en Tacuarembó.
Recuperación de la memoria universitaria.
El aniversario de los treinta años de creación de la Casa de la Universidad de Tacuarembó (CUT), hoy Centro Universitario de Tacuarembó, ofrece la ocasión para reflexionar acerca de la evolución de la vida universitaria en el Norte del Uruguay. Esto implica necesariamente remontarse a los antecedentes que hicieron posible el surgimiento de la Casa. De esa recuperación trata el libro “Presencia universitaria en el Interior: 25 años de la creación de la Casa de la Universidad de Tacuarembó”, una investigación que se llevó a cabo en 2012, cuando se cumplían las bodas de plata de la sede. Como marco general de aquel trabajo se tomó en cuenta el proceso universitario en clave regional: aunque la publicación focalizaba la presencia universitaria en Tacuarembó, también se hacía expresa referencia a los hitos y avances del proceso universitario en Rivera, con la concreción de la Casa de la Universidad y luego del Centro Universitario de Rivera (CUR). En ese sentido, además de las dinámicas universitarias regionales que se remontan hasta los años ’50 del siglo XX, ya entrado el presente siglo cabe recordar que el Consejo Directivo Central (CDC) en su sesión del 25 de noviembre de 2008 encomendó a ambas sedes trabajar en conjunto “para constituir el Centro Universitario de la Región Noreste” (UDELAR, 2010a: 17).
En su momento, el trabajo de investigación sobre los 25 años de la entonces Casa de la Universidad de Tacuarembó se planteó como objetivo central recuperar la memoria universitaria local y regional, reflejando la relación dialéctica que se dio entre ambos centros en el curso del tiempo. Por un lado, se buscó encuadrar la reflexión en el marco histórico correspondiente, lo que conllevó la tarea de revisión bibliográfica y de la documentación disponible en los archivos de la Casa, realizando asimismo visitas al Archivo Departamental de Tacuarembó y al Archivo de la Junta Departamental y efectuando consultas con los colegas responsables del Archivo General de la Universidad de la República (AGU). A esto se sumaron los contactos con la Dirección de Cultura Departamental, el Museo de Artes Plásticas de Tacuarembó y el Instituto de Bellas Artes de la Universidad de la República (UDELAR). A fines de dar mayor claridad y riqueza al trabajo de recopilación, la publicación incluyó una Cronología, una Selección Documental y una Selección Fotográfica que se presentan como Anexos del trabajo.
En cuanto al sentido y propósito de la investigación puede afirmarse que este trabajo se propuso recuperar la memoria universitaria rescatando las voces de protagonistas y observadores del proceso de construcción de la Universidad en el territorio de la región Norte del país. Ese Norte que los mismos actores locales caracterizan como tan lejano del macrocefalismo montevideano, pero a la vez tan ávido de incluir los aportes del saber universitario a las realidades locales y regionales.
Para lograr todos esos cometidos fue necesaria recopilar diversos testimonios de los testigos históricos que pudieran dar cuenta a viva voz de la evolución previa a la creación de la Casa de la Universidad, así como también de aquella iniciativa en particular, que se concretó tras la Declaración Conjunta del Encuentro con el Interior celebrado en Tacuarembó el 17 y 18 de agosto de 1985 y que se efectivizó con la inauguración de la Casa el 6 de noviembre de 1987. Para la sistematización de todos los antecedentes y partiendo de un enfoque pluralista, se apuntó a realizar una recopilación que valorizara aportes plasmados desde distintos registros: así se tomaron en cuenta las referencias brindadas tanto por los representantes de las gremiales universitarias como la Agrupación Universitaria de Tacuarembó (AUT) desde los años ‘50, así como por los directivos, funcionarios y personal administrativo y de apoyo de la Casa en sus diferentes etapas. Para algunos casos en que ya no fue posible recurrir a las voces de los protagonistas, se procuró reflejar sus visiones, su sentir y su compromiso a través de informantes calificados cercanos a sus personas. En otros casos, se buscó darles otra vez voz por medio de las citas de documentos donde manifestaban sus preocupaciones y formulaban sus propuestas, incluso cuando no son identificables como sujetos individuales, como es el caso de los estudiantes locales que articulaban sus demandas de formación tomando como referente a la Casa. También se procura dar cuenta de las acciones de los protagonistas y de los ámbitos donde transcurrieron sus iniciativas. En total se efectuaron más de veinte entrevistas y algunas consultas puntuales a persona que podían brindar información relevante sobre diferentes momentos del proceso.
En cuanto a la estructura del trabajo, en primer lugar se recogen los antecedentes de la creación de la Casa durante la etapa pre-fundacional. A partir de eso, la investigación se articula en tres secciones que buscan recabar lo sustancial de las etapas identificadas como medulares por los actores y referentes consultados: la primera fase que va de 1985 a 2004, la segunda etapa que se extiende de 2004 a 2007, y finalmente el período que se abre desde 2007 hasta la celebración de los veinticinco años de la Casa y que coincide con el paso a Centro Universitario. Después de las Reflexiones finales y la Bibliografía, se incluyen la Cronología, la Selección Documental, la Selección Fotográfica así como el listado de las entrevistas realizadas. A fin de otorgar el marco de interpretación adecuado, tanto la Cronología como la Selección Documental incluyen no sólo las referencias a hitos locales o regionales, sino que también incluyen menciones a iniciativas y leyes relativas a la Universidad a nivel nacional que se vinculan con el Interior y a los procesos de descentralización, por lo que afectan el devenir de los procesos universitarios locales y regionales.
En lo que hace al momento de la conmemoración actual de los treinta años de la creación de la Casa de la Universidad de Tacuarembó, puede afirmase que existe consenso de que el camino inédito emprendido en el marco de los procesos de descentralización y de regionalización comienza a dar progresivamente frutos, concretizando un anhelo histórico de varias generaciones de tacuaremboenses. Existe asimismo conciencia acerca de la oportunidad histórica que se abre para el territorio a partir del fortalecimiento de la Universidad en sus tres funciones. Esto permite también resignificar las iniciativas de las décadas pasadas, animadas quizás por el idealismo y el voluntarismo, pero profundamente certeras en cuanto a la apreciación del rol diferencial que le cabe a la Universidad en la promoción del desarrollo local y regional.
Justamente esa conciencia de vivir en un tiempo “universitariamente privilegiado” es lo que anima las acciones actuales, donde todavía se permean las legítimas aspiraciones de progreso de las generaciones anteriores. Sin esas viejas aspiraciones no es posible una comprensión cabal de la evolución universitaria contemporánea. Como resultado de la política de descentralización y regionalización universitaria impulsada desde 2007 y de acuerdo a las líneas y temáticas definidas en el Programa Regional de Enseñanza Terciaria (PRET), al momento presente en la sede Tacuarembó de la UDELAR se dictan ocho carreras que involucran a numerosos servicios académicos de referencia, a saber: Ingeniería Forestal (Facultad de Ingeniería, Facultad de Agronomía y Facultad de Química), Licenciatura en Biología Humana (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, Facultad de Ciencias, Facultad de Medicina, Facultad de Odontología y Espacio Interdisciplinario), Tecnólogo en Administración y Contabilidad (Facultad de Ciencias Económicas y Administración), Tecnicatura Universitaria en Bienes Culturales (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación), Técnico Operador de Alimentos (Escuela de Nutrición), Tecnicatura en Desarrollo Regional Sustentable (Facultad de Ciencias Sociales), Tecnólogo en Interpretación y Traducción de Lengua de Señas (Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación) y Tecnólogo Cárnico (Facultad de Veterinaria, Facultad de Química, Facultad de Agronomía y Facultad de Ingeniería) en conjunto con la ANEP (Administración Nacional de Educación Pública).
Por otra parte, la mencionada política de descentralización y regionalización también ha permitido la radicación de diez grupos de investigación denominados Polos de Desarrollo Universitario (PDU), que también se orientan a las líneas planteadas por el PRET: Instituto de Estudios Forestales, Sistemas Industriales de la Madera, Espacio de Biología Vegetal del Noreste, Departamento de Ciencias Económicas, Instituto Superior de la Carne, Instituto de Desarrollo Sostenible, Innovación e Inclusión Social, Espacio de Ciencia y Tecnología Química, Diversidad genética humana, Núcleo de Estudios Rurales, Centro de Estudios sobre Políticas Educativas y Centro de investigaciones interdisciplinarias sobre la presencia indígena misionera en el territorio, patrimonio, región y fronteras culturales. A esto se suma la tarea que llevan adelante las Unidades de Extensión, de Educación Permanente y de Comunicación, así como la oficina del Fondo de Solidaridad. En este contexto, la recuperación de la memoria universitaria local y regional representa no solamente una tarea de orden histórico, sino que debiera otorgar herramientas para una interpretación cabal de los procesos contemporáneos.
A la vez, la reflexión sobre el pasado y presente debiera inspirar a futuro a los actores para la consolidación del camino de cooperación interinstitucional con una serie de actores (Intendencia Departamental de Tacuarembó, Instituto Nacional de Investigaciones Agropecuarias, Agencia de Desarrollo de Tacuarembó, Mesa de Desarrollo Local, etc.), que fue madurando en el curso del tiempo y que finalmente hizo posible las concreciones que hoy forman parte natural de la presencia de la UDELAR en el territorio. Todo esto da hoy un significado especial a la conmemoración de los antecedentes y la historia recorrida desde la creación de la Casa de la Universidad de Tacuarembó hace treinta años.